De República Dominicana se conocen sus grandes complejos hoteleros rodeados de arena blanca y agua cristalina. Sin embargo, más allá de las puertas de la ostentación, una tierra con dificultades y pobreza recibe al valiente que quiera traspasar el muro y dejar el lujo. Hace 23 años los valientes llegaron de Cáceres. Ellos se atrevieron a mirar el país desde otra perspectiva e iniciaron un camino que a día de hoy ha dado ya sus frutos. La oenegé Personas surgió en la ciudad en 1990, cuando por entonces comenzaba a extenderse el espíritu de colaboración entre los españoles. Después de casi un cuarto de siglo, la situación de Personas ha cambiado mucho, al igual que República Dominicana.
En sus 23 años de vida han llevado a cabo unos 200 proyectos en muchas zonas del tercer mundo. En la actualidad cuentan con cinco programas de ayuda y no solo en este país. El más novedoso de ellos, 'Cacaos', se localiza en Haití, donde cuentan con el apoyo de unas religiosas que intentan que a través del desarrollo de la agricultura se progrese en uno de los países más pobres del mundo. En Perú se encargan de que otras dos iniciativas centradas en el ámbito de la educación lleguen a los que lo necesiten. Pero el programa más antiguo y que más satisfacciones les ha dado es el Plan Niños, con su continuación en el Plan de Becas. Se trata de apadrinar desde España a los pequeños y convertirse en un apoyo económico. Aunque también se origina un vínculo sentimental entre padrino y ahijado que va más allá del dinero. La donación mínima son 25 euros mensuales, pero cada uno puede decidir la cantidad que quiere o que puede dar. En ese «poder» hace hincapié María Victoria Cordobés, coordinadora del Plan Niños. Ella señala que desde que empezó la crisis ha caído el número de padrinos fijos y de inscritos en la lista de espera para apadrinar, además de la cantidad del donativo. Sin embargo, destaca que los cacereños siguen siendo solidarios y que las donaciones eventuales sufragan de algún modo la bajada de los ingresos habituales. Aproximadamente cuentan con 180 colaboradores habituales y unos 50 que les ayudan de manera ocasional.
Pero los verdaderos protagonistas de este engranaje son los niños. «En un país necesitado es difícil elegir a quien ayudar», afirma Jesús Losada, tesorero de la oenegé. «La manera de decidir qué niño podía participar de la ayuda era al principio una tarea complicada», prosigue Victoria. Cuenta la coordinadora que cuando paseaban por las calles de Azua (República Dominicana), algunas madres salían con sus bebés en brazos pidiendo ayuda. «Ya la situación se ha normalizado un poco», aclara Victoria. En esto han tenido mucho que ver sus acciones y la contraparte local. Esta entidad está formada por personas de confianza que día a día conviven con los autóctonos y se encargan de controlar que todos los apadrinados reciban su ayuda correspondiente en forma de alimentos, medicinas y útiles indispensables para sobrevivir, porque a eso se destina la cuota. Los que entregan su dinero pueden comprobar realmente que éste llega porque el contacto con la zona a través del teléfono o Internet es semanal y las visitas a República Dominicana siguen siendo regulares. Los propios colaboradores acuden para echar una mano y comprobar la situación de los proyectos todos los veranos.
Becas para estudiar
Una de las claves del Plan Niños es el acuerdo al que llegan con las familias que recepcionan la ayuda. La condición es que los niños sean escolarizados y que los padres se comprometan a continuar con su educación. En el mes en el que empiezan el colegio, la familia sabe que la ayuda que reciban será para libros y el uniforme obligatorio que precisan las escuelas en el país. De este modo, cuando alcanzan la adolescencia ellos mismos pueden decidir si continúan con sus estudios porque cuentan con una formación básica. Ahí viene lo que se podría denominar como la segunda parte del plan, el 'Plan de Becas'. «Su mayor satisfacción», según Victoria.
Comenzó en 2007 y el número de becados asciende a 15. Se trata de un compromiso de los propios padrinos con aquellos que quieren cursar estudios universitarios o formación profesional. La oenegé sufraga los gastos de matriculación y mantenimiento. Su recompensa se ve materializada, los estudiantes se esfuerzan y consiguen sacar buenas notas, tienen un porcentaje de aprobados del 98%. Este año, gracias a la ayuda cacereña, Elizabeth y Yenny consiguieron graduarse en Empresariales y en Educación Básica
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Algunos miembros de 'Personas' en la visita de cada verano a los pequeños del Plan Niños en República Dominicana. :: CEDIDA
